Home | Blog | El problema con el diagnóstico en niñas

El problema con el diagnóstico en niñas

Muchas niñas crecen sintiendo que “se esfuerzan el doble para llegar a lo normal”. No es falta de ganas ni de disciplina: con frecuencia sus señales de TDAH pasan desapercibidas y el diagnóstico llega tarde. El costo es alto: cansancio crónico, ansiedad, baja autoestima y dificultades escolares que pudieron atenderse antes.

Una razón central es que los criterios y herramientas de evaluación se construyeron, en gran medida, con estudios hechos en niños. Por eso se espera ver inquietud motora evidente, impulsividad o intereses “inusuales” muy marcados. En niñas, las características suelen verse distintas: predominan la inatención, el perfeccionismo, el esfuerzo excesivo por “portarse bien” y una gran sensibilidad sensorial o emocional. Desde fuera parecen tranquilas; por dentro están agotadas.

También pesan los estereotipos de género. A las niñas se les pide ser organizadas, calladas y empáticas. Muchas aprenden a enmascarar: imitan conductas sociales, se preparan antes de hablar y pasan horas ensayando respuestas. El desempeño puede sostenerse en la escuela, pero al llegar a casa aparecen el colapso, los berrinches tardíos, los dolores de cabeza o de estómago y un cansancio que nadie ve en el salón de clases. Esa “doble jornada” confunde a familias y maestros y retrasa la búsqueda de ayuda.

En el TDAH, por ejemplo, la hiperactividad puede verse como inquietud interna: mente acelerada, olvidar materiales, empezar varias tareas sin concluir o perder el hilo en conversaciones con facilidad, etc.

Cuando el diagnóstico tarda, suelen aparecer efectos secundarios: dificultades académicas, aislamiento, ansiedad o depresión. Algunas niñas desarrollan somatizaciones o problemas del sueño. Nada de esto es “mal comportamiento”; es la expresión de un sistema nervioso que trabaja al límite.

¿Qué necesitamos cambiar?

  • Capacitar a profesionales y escuelas para reconocer presentaciones femeninas del TDAH.
  • Ajustar cuestionarios y entrevistas con ejemplos concretos para niñas y considerar reportes
    de casa y escuela por separado.
  • Preguntar por el enmascaramiento y por lo que ocurre después del colegio: ¿hay colapsos,
    dolores físicos, agotamiento extremo?
  • Enfocarse en fortalezas y desafíos, no solo “conductas problema”

A las familias les ayuda confiar en su intuición y documentar lo que ven: anoten cuándo ocurren las dificultades, qué las agrava o alivia y cómo se siente su hija. Busquen una evaluación clínica completa y, si hay dudas, pidan una segunda opinión. Un diagnóstico no etiqueta: abre la puerta a apoyos eficaces como psicoeducación, terapia psicológica, estrategias de organización, ajustes sensoriales, comunicación clara con la escuela y metas pequeñas pero sostenidas.

Acompañemos a las niñas con una mirada compasiva. Cuando validamos su experiencia, adaptamos el entorno y ofrecemos recursos a tiempo, florecen sus talentos y disminuye el sufrimiento silencioso.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¡Suscríbete a mi newsletter!

Boletín sobre reflexiones y noticias relevantes sobre el TDAH y el procesamiento sensorial.

Otros artículos:

La carta de Dany

“Cuando quiere puede, lo que pasa es que es floja.”

Si el TDAH te hace más creativo ¿Por que seguimos etiquetando a los niños?

En el año 2004 el autor Gary Davis escribió un

Artículos de interés

Dolor vs. Sufrimiento cuando fracaso

Como adulta que vive con Trastorno Déficit de Atención, madre de tres hijos con TDAH y coach de vida para...

Seamos Positivos

Todos hemos escuchado acerca del "poder de la mente" y el hecho de que si pensamos positivo, nos podemos sentir...

Los trucos secretos

Las mamás guardamos trucos dentro de las mangas (también en las bolsas, coches, carteras, pañaleras…). Yo creo que mi mejor...